domingo, enero 15, 2006

Escrito para la biblioteca 12/06/2001

     

  Escrito para la biblioteca




Yo comencé a leer de verdad cuando tenía la edad de la inocencia, algo de capacidad, un poco de fuerza y nada de astucia para los juegos. La astucia la adquirí a fuerza de errores  cometidos en los mismos. La capacidad de asimilar lo que la vida, en el transcurso de los años, me ha enseñado, la adquirí a fuerza de leer los tebeos del Guerrero del Antifaz, Roberto Alcázar y Pedrín, F.B.I. , con sus héroes, Sao, Bill y  Jaca; mas adelante eran las novelas de Salgari y las de Marcial Lafuente Estefanía con sus tiros y cabalgadas en el oeste americano.
     Una vez que dejé la niñez y empezó la primera juventud; edades que se injertan para no separarse jamás, empezó mi edad laboral, teniendo la gran suerte en mi trabajo de seguir leyendo continuamente. Mi trabajo postal me iba enriqueciendo a medida que pasaban los años; era tal cantidad de países , ciudades, periódicos de habla hispana y vistas de postales que caían en mis manos que no dejaba un momento de leer lo que fuera. Como tenía el “mono” de la lectura, voraz e incansable me enriquecía con mas y mas palabras aprendiendo a ser un pequeño e insignificante autodidacta que le gusta la poesía, toda clase de  música –preferentemente la clásica- . Tengo que decir que a veces me cuesta asimilar algo que leo por mis escasos estudios académicos, aunque como decía un filósofo: “Las ágoras públicas son las mejores universidades”; y que mejor universidad es el trato con las personas durante toda la vida. Cuando se está sepultado en la ignorancia nunca se debe salir con palabras que lo hacen aún mas ignorantes.
     En la biblioteca  “Salvador Rueda” de Ciudad Jardín, donde mi buen amigo Antonio Moreno Pascual desempeña su trabajo con toda la amabilidad y simpatía, buscando siempre la empatía con todos los lectores, es uno de los lugares donde que me encuentro mas a gusto. Es donde se observa como la lectura de los niños y jóvenes crece  para que la cultura sea la abanderada de las generaciones que nos sustituyan a los que peinamos canas.
     




                          POEMA  AL AMOR

                                   Cuando el alma sonríe
                                   Y los labios suspiran.
                                   Cuando el aire lleve olores
                                   De flores y sonidos musicales.
                                   Cuando el  alma llora y los ojos
                                   Están quietos de lágrimas.
                                   Cuando en un beso
                                   Dos almas suspiran.
                                   Cuando ocurra todo esto,
                                   Entonces es amor.          




                                                                                         Juan Jesús Aranda