domingo, enero 15, 2006

Comentarios Noviembre 2001

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Debido al tema tan traído y llevado como es la marcha del embajador de Marruecos, sin motivo aparente, de Madrid, y toda la parafernalia del sempiterno empecinamiento reivindicativo por su parte y también de alguna gente de pluma fácil y tertulias de café aguado que no tienen ni puñetera idea de la problemática de nuestras dos ciudades africanas; hay algunos que cuando hablan de Melilla, me refiero a políticos de 3ª regional, lo hacen con acolchamiento, con una gran sordina, de esquinilla, como diría mi vecino, con disimulo sibilino para que en caso de salir rebotado no le explote en sus morros toda la gilipollez desinformada que ha soltado. Ante todo esto a mi me vienen a la memoria los versos de Rosalía de Castro que dedicó a su Galicia con toda su nostalgia y morriña. Yo creo que tengo derecho a estar triste y sandoso, como llamaba Azorín a la nostalgia, que no morriña por la lejanía de las dos orillas porque en ésta ciudad donde vivo, a los melillenses y a nuestra ciudad se nos quiere como hermanos, porque realmente lo somos desde siempre, y leyendo esos poemas tan llenos de amor hacia su tierra, hace muchos años hice un símil refiriéndome a Melilla ya que escuchaba muchas cosas que a muchos melillenses nos dolía en lo mas profundo de nuestra identidad como hijos suyos y también como español. El símil lo dejé guardado y de vez en cuando me da el avenate de releerlo para sentirme mejor y se me quiten los malos pensamientos, que también los tengo ya que soy humano. Rosalía de Castro decía de su hermosa Galicia: “Sombra que siempre me asombras,/ si cantan, eres tú quién canta./ Si lloran, eres tú quién llora./ Siempre estás en mi recuerdo,/ sombra negra, negra sombra./
Yo le digo a nuestra Melilla desde esta otra orilla con todo el amor de hijo ausente: “ Melilla que siempre me iluminas /, si te critican despotricando / eres tú quien me cantas y me asombras /. Si tus hijos lloran, eres tu quien sufres /. Siempre estas en mi recuerdo /. Negros presagios, sombras negras. / Melilla africana, española eres/.
A mi siempre me ha gustado, sin ser poeta, darle un colorido de poesía a todo lo referente a Melilla. Me gusta desarrollar, mas bien desmenuzar, las excelencias de mi ciudad. Allí fue donde tuve el privilegio de nacer, donde pasé mi niñez y juventud, donde serví a mi país y lo mas importante, donde me enamoré y me casé. A veces los féretros escondidos en la tierra acantilada, como las aguas de un río turbulento, se agitan cada vez que caigo en la tristeza o en las garras de alguna leve enfermedad. Se que son mis padres desde la Purísima que me envían besos con las olas de espuma blanca tan cercanas a ellos.
Yo creo, amigo Garbín, que el ser poeta como tú es saber acoplar los renglones de la escritura y pensar en toda la belleza de la vida, y por desgracia yo no se hacerlo, lo que si hago a menudo es, como decía un escritor del siglo XIX, pasar las horas plumeando cosas que me van saliendo de lo mas hondo de mi alma. A veces con jocosidad y alguna chanza festiva, que no burla, me dirijo a algunos representantes del pueblo para ver si con mi modestísimo y utópico parecer les hago cambiar el suyo anclado, remunerado y comodón por los presupuestos de todos y que sea la cultura la que impere en sus decisiones, porque ésta es la simiente para que un pueblo se forme como tal. La cultura no debe ser distante entre los pueblos. Gigantes de cantina, como decía Pablo Neruda sobre los poetas pobres que leían sus versos en las cantinas. Los gigantes de cantina de hoy son los habladores “futboleros-politiqueros” que no hablan de poesía (para qué, eso es una ñoña tontería) sino como va la marcha del fútbol o cuantos miles de millones ha costado el jugador traído de fuera para un equipo de primera, y lo mas lamentable es que no ve el bache que tiene en su puerta desde hace tiempo o que la basura no la recogen a diario o que el autobús no tiene el horario regulado o que su sueldo no le alcanza para final de mes mientras que su representante al que ha votado con todo el cariño y confianza se ha pasado a otro equipo, que deja mucho que desear al perder todos los partidos, peleándose a diario con el otro por el hecho de mojarle la orejilla y colocándole una querella trapera, pero lo mas gordo es que lo saluda, con los colmillos afilados, en la puerta del Consistorio como si no hubiese pasado nada.
Empecé por la emigración, al revés, de vuelta a su país del embajador de Marruecos y mira donde me encuentro. Como ya te he dicho antes, Garbín, yo plumeo lo que Melilla se merece, que son canciones y versos de amor en la distancia de todos sus hijos que nos encontramos lejos de ella. Hoy con la intermitencia de mi corazón y la madurez de mis años veo cómo trepan por las murallas que la guarnecen algunos “trepas” para destruir la cultura española.
Reciban un abrazo, cuídense y a abrigarse que hace mucho frío.


Juan J. Aranda
Málaga Noviembre 2001




Publicado en “Melilla Hoy” el 28 de Diciembre de 2001