domingo, enero 15, 2006

A los inmigrantes 24/12/2001

REPLICA A UN POEMA

En la columna de Paco Casaña del domingo 16 de Diciembre leo con pena uno de sus poemas que según mi modesto parecer se confunde un pelín cuando a los “queridos melillenses que un día decidimos marchar”, nos “llenan de estupor y vergüenza” y no admitimos tanta “farsa y tanto horror” que esos miles de inmigrantes que “trabajan en nuestra tierra y viven en la que estamos”; “aquéllos que nos quitan con desgana nuestro pan, que nos dejan sin billetes siquiera para poder viajar y aquí (Melilla) no dejan ni un duro y solo quieren marchar”. Mas adelante y finalizando el poema dice que “esto es Melilla mi amigo, una llaga tumoral por mil gusanos mordida, una cruel y abierta herida. Una gran desconocida de otrora bella ciudad. Un manglar de la codicia, de su historia una oquedad. Una hermosa desvalida que nadie defiende ya. Una ciudad que hoy produce vergüenza y desigualdad”.
Yo pienso que cuando el autor de un libro o de algún escrito publicado en un medio de comunicación sale a la calle ya no pertenece al autor, es de todos los que lo leen; por eso me he tomado la libertad de hacerle una réplica a Paco Casaña preguntándole: ¿ Acaso los poetas no están al lado de la justicia ?. La soledad generosa es la expresión que un poeta siente por todos los hombres, sean de la raza o religión que sean, al plasmar sus alegrías o sus dolores en el papel, en este caso en un periódico que lo leemos mucha gente dentro y fuera de nuestra ciudad, Melilla.
No se si nuestro amigo Casaña habrá leído a Miguel Hernández, aquél poeta levantino de Orihuela, pastor de pantalón de pana y de alpargatas, con el rostro del pan cocido de la España profunda, que cuando le buscaron un trabajo en un ministerio le dijo a Neruda, que fue quien se lo buscó, que él solo deseaba una piara de cabras en las cercanías de Madrid. Decía que sentía fluir la leche por las entrañas de sus cabras hasta llegar a las ubres. A mucha gente todo esto les parecerá insólito y bobalicón pero según sus biógrafos, el poeta oriolano era así de sencillo. Cuando en España se respiraban vientos de tragedia, éste hombre estando prisionero en el penal de Ocaña, después de habérsele conmutado la pena de muerte en el de Torrijos, sabía que Josefina, su mujer, pasaba hambre y que solo comía cebollas amamantando a su hijo. Le escribió los versos mas desgarradores y llenos de amor que pudo sentir en aquéllos fatales días, versos que debieran hacer estremecer a cualquiera y dicen así : “En la cama del hambre / mi niño estaba. / Con sangre de cebolla se amamantaba. / Una mujer morena / resuelta en luna / se derrama hilo a hilo/ junto a la cuna /. “
Amigo Casaña, los hijos son depósitos o silos donde debemos guardar la bondad, la indulgencia, la virtud, la educación, todo lo bueno que tengamos en nuestra vida para que ellos puedan usarlo con orgullo durante la suya. Los últimos versos de su poema encendido, algo incendiario, me parecen muy duros para la lectura de cualquier colegial. Ni Melilla es una llaga tumoral, ni está mordida por mil gusanos, ni es desconocida y sigue tan guapa como siempre. Y no crea que para sus desamparos aquí estamos nosotros, cada uno defendiéndola como buenamente puede y sabe, y lo que dice al final ni produce vergüenza ni desigualdad.
Esa gente que dice usted que le deja sin billete para viajar y con desgana nos quita nuestro pan (a mi no, por supuesto ni creo que a usted tampoco) buscan lo que usted y yo tenemos, algo de libertad y de trabajo para realizarse como ser humano ya que en sus países no la tienen, y no crea que es tan sencillo porque la libertad no hace felices a los hombres; los hace simplemente hombres y como tales cada uno busca su felicidad como quiere. Los políticos, algunos, no todos, lo saben porque son muy cucos y si hubieran de éstos que supieran poesía y algunos poetas que entendieran de política creo que en nuestra ciudad como en casi todas las ciudades del mundo se viviría un poquito mejor; pero como sabrá, a los gobernantes y a sus opositores les ocurre como al nogal, que no dejan crecer nada bajo sus pies; todo lo quieren para ellos. Saben del arte (malas artes) de evitar que la gente, como usted y yo, nos preocupemos de lo que nos atañe. Éstos siempre se unen a los que detentan los dineros de todos: “O tú o yo, no tú y yo”; el matiz es claro. Don Miguel de Cervantes, por medio de su Ingenioso Hidalgo le decía al escudero Sancho Panza : “La libertad, querido Sancho, es uno de los mas preciados dones que a los hombres dieron los cielos. Con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad se puede y debe aventurar la vida”.
Ésta gente aventuran sus vidas arriesgándolas en cruzar miles de kilómetros para alcanzar esa libertad descafeinada que les damos aquí. Recordemos nuestro pasado de inmigrantes y seamos lo que siempre hemos sido, un pueblo fraternal y orgulloso de su historia y que la generosidad impere sobre el desdén y el menosprecio hacia los que no tienen nada.
Antonio Machado decía : ” Hombre de España : ¡ ni el pasado ha muerto ni está el mañana en el ayer escrito ! “.
Amigo Casaña, le ruego que cuando escriba algo de nuestra ciudad lo haga con alegría y pensando que en ésta otra orilla hay españoles que la sentimos en lo mas profundo de nuestras conciencias.
Sin acritud, reciba un cordial saludo.


Juan J. Aranda
Málaga 24 Diciembre 2001




Publicado en ”Melilla Hoy” el 3 de Enero de 2002