domingo, enero 15, 2006

A los gamberros del Parque Lobera Agosto 2001


A LOS GAMBERROS DEL PARQUE LOBERA


Como es preceptivo cada día que recibimos este periódico, mi mujer y yo lo leemos de cabo a rabo (un vecino me dice que me leo hasta los anuncios); algunas veces lo leo con fruición y regocijo empapándonos de melillismo y mi mujer que también siente la morriña de su barrio de Del Real. Lo pongo con preposición “de” y la contracción “del” del nombre del General Don Pedro Del Real y Sánchez Paulete porque ya ha habido varias personas que intentan rectificarmeme y como soy un aprendiz en estas lides solo admito rectificaciones de entendidos en la materia. Mi mujer comenta los cambios que poco a poco va habiendo en la ciudad, de los anuncios de las casas comerciales de siempre, pero otras veces, la verdad, me pongo de muy malhumor, que quieren que les diga, como cuando leí que mi parque de Lobera tenía animales exóticos como gorriones de Java, gallinas de Guinea, un loro del Amazonas y otros que harán las delicias de niños y mayores. La relación de los animales exóticos viene en la página 14 del Domingo 26 de Agosto, pero cuando desvié la vista a la 15 y leo en un recuadro “El lado oscuro”, ya me puse de malhumor. O sea que los niños se bañan en la fuente, y a lo mejor se mearán y todo, claro. Los peces de colores ya no están, dicen que es por los saltos que dan, los niños, claro, los animales o se mueren pisoteados o se los llevan en bolsas de plásticos llenas de agua. Sigo leyendo actos de vandalismo, tiran piedras a los animales y rompen las jaulas que los cuidadores cierran para que no los roben. La fuente de agua potable que fue arrancada aún no ha sido repuesta y los servicios de evacuaciones perentorias, retretes en mi pueblo, no ofrecen una imagen agradable. También existe un foso que sirve de escondite de delincuentes y los guardas jurados no dan abasto, ya que solo hay dos turnos, según leo, y durante una hora el parque se queda sin vigilancia porque los cuidadores y guardas se van a comer. Vamos, que es una “alegría” visitar el minizoológico del parque Lobera en esa hora blanca que es mas bién negra.
Yo, de verdad, no se quien o quienes son los responsables de ese desaguisado, pero si les puedo recomendar que lleven a la práctica aquél dicho que dice: quién rompe paga y se lleva los tiestos.
Hace pocos meses venía en todos los medios de comunicaciones la sentencia de un juez de menores de Granada que le impuso una sanción por hurto o robo, de verdad que no recuerdo el motivo, a un chaval de unos quince años que no sabía leer ni escribir. Este juez le impuso como castigo que fuese a una escuela y aprendiera a leer y a escribir en un periodo de tiempo. A los pocos meses este niño medio hombre ya sabía leer y escribir su nombre y trabajaba en una escuela taller. Yo creo que ese chaval aprendió, no solo las letras del alfabeto, también a valorar lo que hay en su entorno.
No se si esa lección serviría para los que destrozan nuestro parque, pero creo y mucha gente estará conmigo, que si algún gamberro viera a un “coleguilla” limpiar las pequeñas alamedas, darle de comer a los animales que ha maltratado antes; todo esto durante un periodo de tiempo al margen del horario escolar, por supuesto. Todo esto no tendría nada de valor si el gamberro es mayor de edad, entonces serían palabras mayores las que se pronunciarían, es un decir, creo yo.
Puede que esto sea una utopía o quimera, pero saben ustedes la lección tan magistral que la Ciudad Autónoma de Melilla le daría a la sociedad cuando se comente: En Melilla castigan a los gamberros a reponer con su trabajo los desperfectos que ocasionan.
Existe otra forma, que mucha gente aplaudiría, mas jocosa y escatológica. Verán: hace mas de treinta años en el parque zoológico de Barcelona habían en una jaula varios monos, mas bien gorilas, porque eran muy grandes y feos, no eran como el famoso gorila chino Copito de Nieve, siendo este mas bien tranquilo y aparentemente “educado”, aquéllos eran negros y ya les digo, feísimos y con una mala leche que había que estar bastante retirado de la jaula porque uno de ellos en particular, cuando le venía las ganas de cagar se lo hacía en las manos y lo lanzaba al público allí presente. Lo mismo le daba que hubiese niños, mayores formales y curiosos, que los gamberros que les tiraban piedras y toda clase de objetos. Yo creo que aquél gorila estaba amaestrado, porque con solo ver que se le echaba algún objeto, aunque fuera un plátano o un inocente cacahuete se ponía la mano en el culo y zas, mierda para los presentes, y si no tenía nada que evacuar cogía cualquier cosa del suelo de la jaula y lo mismo hacía. Las autoridades del zoológico pusieron una plancha de plástico y al menos salías limpio cuando visitabas la jaula de los gorilas pero los chorreones de color marrón se podían ver desde lejos.
No creo que las autoridades de Melilla pongan en práctica estos castigos, ejemplarizante uno y el otro por lo absurdo-guasón- escatológico, como medida para erradicar el salvajísmo existente en el parque de Lobera, pero algo tendrán que hacer, vamos, digo yo. Creo que los niños chicos que van con sus padres se lo agradecerán cuando sean mayores, razonen y comprendan que un parque, en este caso el Lobera, es uno de los pulmones que oxigenan Melilla y que debemos cuidar todos.
Desde aquí envío un cordial saludo a José Meana, cuidador de los animales del parque y a los servicios del Seprona por el altruismo con que llevan a cabo su labor en bien de los animales.
Reciban un saludo

Juan Jesús Aranda López
Málaga Agosto 2001








Publicado en “Melilla Hoy” el 7 de Octubre de 2001