domingo, enero 15, 2006

Tumbas y Camposantos Agosto 2001



                    TUMBAS Y CAMPOSANTOS


     Mi buen amigo Francisco Peralto,  poeta, escritor  e impresor,  hombre sensible y muy amigo de todo el mundo, escribió hace algunos años: “Málaga  Legendaria” donde en el tomo “Tumbas y Camposantos” escribe con primoroso detalle el origen de algunos de los cementerios de Málaga y su provincia.  De los cuatro  de  la capital: San Miguel, que ya no hay enterramientos,  el de El Palo,  situado en la misma barriada junto al mar,  Cementerio Inglés,  situado en el Monte de Sancha, donde solo entierran a algunos  ingleses  fallecidos en la ciudad,  el de San Gabriel,  moderno con todos los servicios  y lejano,  y el de San Rafael,  que  tampoco este existe  ya.  En concreto dice de este último  que su verdadero nombre es:  Fosal de San Rafael.  Este cementerio se inauguró a finales del siglo XIX, destinado a las clases obreras y demás pobres que se iban instalando en los barrios extramuros de la ciudad sin medios económicos y que morían en sus domicilios o en el hospital civil.  Como anécdota negra tengo que decir que en sus tapias, durante la guerra civil, fueron fusilados muchos malagueños.
     Los malagueños apodaron a San Rafael: “El Batatá”, porque en esos terrenos había  plantaciones de patatas y boniatos, y como en Málaga a las patatas se les llama papas y a los boniatos  batatas  se quedó  con el mote  “El Batatá”.
     Dice Peralto que es un mote desagradable y cruel; mas bien porque denota la maldad y desprecio con que  los humanos tratamos a los que consideramos o vemos por debajo de nuestro nivel económico o social.  
     Yo que soy un curioso de todo lo referente a Melilla, cuando mi amigo Paco Peralto me hizo el regalo de toda la colección que imprimió en su taller diciéndome que en el tomo de camposantos había una cosa que me iba a gustar,  no se equivocó.  Personalmente pude comprobar, hace años, la existencia en ese cementerio de un cenotafio alzado en una pequeña  parcela donde hubo varias lápidas con los nombres y destinos, supongo, de los que trasladaron heridos  de las distintas guerras en los campos de Marruecos y murieron en la ciudad de Málaga.  Un encargado amable me dijo que muchas de las lápidas se perdieron pero que vio algunas que figuraban con las fechas de 1911 a  1921.    
     Los nombres que pude leer eran de los regimientos: Borbón, Álava, Córdoba, San Fernando, Soria, Wad Ras, Arapiles, Saboya, Madrid, Extremadura, Melilla, etc..    Yo creo que a estos héroes los enterraron en el cementerio adecuado, el de los pobres e indigentes, porque al final también fueron olvidados junto a ellos y creo que el privilegio  de descansar juntos, héroes y pobres, es un verdadero honor.          
     En el  nuestro, el de La Purísima,  cementerio de héroes, como decía mi padre  jamás olvidan a  los que descansan  en sus jardines. Esa frase que existe a la entrada, muy cerca de la capilla que dice: “Una lágrima se evapora, una flor se marchita y una oración la recoge Dios”, la aprendí cuando  empecé a leer;  agarrado de la mano de mi madre que iba a visitar a su padre muerto y a rezarle  a las ánimas benditas  al pie de las escaleras que  terminan  en la estatua del ángel de broce: “Juanito en este trocito de tierra donde  hay tantas flores están enterrados los muchachos (soldados) que  cayeron (murieron) en todas las guerras  que ha habido en todos estos años en Marruecos “.    Ella no sabía que  en Melilla  desde el 10 de Diciembre de 1759 el veedor de Málaga comunicó a las autoridades de la Plaza que el Rey había concedido el permiso para Campo Santo en el solar de la Tahona, contiguo a la iglesia y que el 7 de  Diciembre de 1797 el vicario Don Francisco Muñoz Gálvez bendijo el cementerio cercano al fuerte de San Carlos, donde actualmente esta el hotel Anfora  y que el 24 de Octubre de 1862 un temporal de los que Melilla sufre de vez en cuando, causó tantos desperfectos  en las tumbas  que muchos restos de enterramientos se podían ver al descubierto.  Y por fin el 1 de Enero de 1892 se bendijo y se inauguró el nuevo cementerio de la Purísima Concepción conforme al proyecto aprobado el 27 de Noviembre de 1889.
     Los restos del General Margallo y demás héroes de la campaña de 1893, fueron exhumados de San Carlos, Fuerte de Rostro Gordo y Cabrerizas Altas para ser  enterrados en el nuevo de la Purísima  el día de fin de año y de siglo, 31 de Diciembre de 1900.  El 22 de Febrero de 1904 son exhumados los restos del cementerio de San Carlos para su traslado al de la Purísima. El 8 de Mayo de 1911  se inauguró el tercer patio y el  4 de Enero de 1912 se bendijo un nuevo patio.  También hay datos de un cementerio construido por iniciativa de Don Rafael Fernández de Castro en la Mar Chica cerca de la 2ª Caseta.  Ya me gustaría saber el destino de los restos de ese cementerio; supongo que serían exhumados y enterrados en el de la Purísima.  Desgraciadamente no tengo datos sobre las fechas; si hay alguna alma caritativa o “ratita” de biblioteca que me lo haga saber por este medio, le quedaría muy agradecido y los lectores enamorados de la historia de nuestra ciudad  creo que también..
     Todos estos datos, aunque aparentemente son abrumadores, para mi son esclarecedores de cómo en nuestra ciudad, los héroes  y la gente que fallecieron lejos de sus tierras por diversas circunstancias,  como defendiendo un torreón y recibir una bala traicionera.  También hubo una época de abandonismo por parte de la Península y de la mas espantosa de las muertes: de hambre  física y al pie del cañón al mismo tiempo y  los que  cargados de cadenas en el presidio por errores cometidos  anteriormente, cayeron  como cualquier soldado en defensa de las murallas de los distintos fuertes  y baluartes. Todos ellos son tratados con  el cariño y máximo respeto.
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                                        Juan Jesús Aranda López
                                        Málaga Agosto 2001






     Publicado en “Melilla Hoy” el 25 de Agosto de 2001