domingo, enero 15, 2006

Enésima reivindicación para Don Julio 16/11/2001


                ENESIMA REIVINDICACIÓN PARA DON JULIO


     Una señora que tenía un nombre muy difícil de pronunciar para alguien que no es políglota, Lady Mary Worthley Montagu, decía que la cortesía no cuesta nada y gana mucho.  Otro que no me acuerdo, de verdad les digo, decía también que los políticos están expuestos a la crítica como a la gripe.  Filosofías normalitas que no hacen calentarte la masa encefálica y son resultonas, ¿verdad.  
     El laberinto de las palabras, pienso siempre que debe ser esperanzador para el que se introduce en él.  Para darte a entender no hay que ser enrevesado, sino ir directamente al núcleo de la cuestión y como tal voy a ello.
     Desde hace mucho tiempo, yo un simple ciudadano, algunos nos llaman españolito de a pié, a mi no me gusta esa definición que me suena a tópico pero que le vamos a hacer. El caso es que  vengo reivindicando a los responsables políticos o no políticos el nombre de una calle en Melilla para el músico Don Julio Moreno Rodríguez y desgraciadamente recibo la callada por respuesta. De verdad que siento una gran pena y no por Don Julio sino por la ciudad que recuperaría el nombre de un hombre insigne en una de las esquinas de la ciudad que empleó gran parte de su vida en enseñar música  a muchos niños melillenses.  Nadie se ha dignado contestarme, al menos yo no lo he leído ni familiar, ni amigo alguno me lo ha comunicado por ningún medio.  Yo creo que cuando una persona se imagina algo bueno para una ciudad otras personas, en éste caso los políticos, pueden llevarlo a cabo.    
     Como ya digo antes, solo soy una persona correntita, vamos, del montón, pero si a mi opinión se le suman otras tantas que piensan como yo, entonces ya no seríamos unas personas correntitas sino gente conocida; yo sería muy pesado, eso si que es cierto, y pido disculpas por ello, que no paro de darle la vara (llámese coñazo) al responsable de las adjudicaciones de nombres en los rótulos de las calles de Melilla. Me dirijo así, con toda esa parafernalia, al responsable porque ignoro que cargo pueda tener en la Ciudad  Autónoma ni lo que hay escrito en el rótulo que hay en la puerta de su despacho.  Cuando lo sepa, pueden tener la seguridad de que me dirigiré con el nombre del cargo que ocupa, ni mas ni menos. Yo se que mi petición, para ésta persona, no tiene la mayor importancia, aún así creo que debiera, al menos por cortesía hacia ésta otra orilla en la Península, contestarme por el medio que fuera; si es por éste, tanto mejor, saldría en los papeles y eso a un político le encanta y mas  si es para una cosa que pueda dominar como es esto y no para aguantar el chaparrón de una queja vecinal y que también muchos de los alumnos de Don Julio se alegrarían y se pondrían contentos cuando dijera: “¡ Vale, ya tenéis a vuestro profesor en una calle de la ciudad, estaréis contentos, ¡eh! ¡”.  No me vea si a Castillo, que tocaba y toca el  bombardino; a mi buen amigo Paco Roldán, con su  tuba y actualmente dando clases de solfeo,  Pepe Jiménez, Paquillo de Ana María, mi primo Juan con la trompa y toda la generación que pasamos por ese local de la calle de Medina Sidonia en El Mantelete que hoy son profesores en distintas bandas militares, municipales y orquestas sinfónicas en toda España.  No puedo nombrar a todos porque faltaría papel pero se que en Melilla hay mucha gente que ronda los sesenta  que aprendieron música con Don Julio y  algunos pertenecen a las actuales banda y orquesta municipales de Melilla.  Ellos son la impronta, el sello imborrable musical existente en la ciudad que  Don Julio nos inculcó a todos.  
Los  niños y jóvenes melillenses, músicos actuales, deben saber que en los cincuenta y sesenta, en Melilla no había conservatorio ni se daba clase de música en ningún centro público, escuelas o instituto (solo había uno).  El particular que impartía solfeo, piano y violín cobraba por dichas clases, pero ahí solían ir los hijos de las personas que podían pagarlo, los niños como nosotros, hijos de obreros, de dependientes, de suboficiales del ejército y de funcionarios del Ayuntamiento, que era mi caso,  éramos los niños de la postguerra y se que muchos que leen ésta palabra sabrán todo lo que entrañaba en una ciudad como Melilla por aquéllos años y Don Julio como Job, con su santa paciencia con su  bondad, nos enseñó a interpretar una de las artes mas bellas que existen, la música.  
     Yo tengo la convicción que los sueños, cuando se tejen, a veces se hacen realidad.  Para mi esta reivindicación sencilla para un hombre humilde y bueno creo que alguna vez la conseguiré, por supuesto con la ayuda de la persona responsable.
     Señor responsable político: no me haga que padezca de utopía ni ilusión, ni que escuche cantos de sirena en  una gran humareda en medio de una ventolera.  Contésteme, por favor.
     Muchas gracias y reciba un cordial saludo y también un apretón de manos, que es lo correcto, como me enseñó mi padre.


                                        Juan J. Aranda
                                        Málaga 16 Noviembre 2001

1 Comments:

Blogger Manuel Jesús said...

Leido este artículo y otros de su misma firma, estoy muy interesado en saber más de este personaje que nos ocupa, D. julio Moreno. Ya en otra ocasión y en otros articulos le he comentado. Tengo en mi hermandad unas partituras de una marcha con la firma de Julio Moreno, dicha partitura está incompleta, estoy investigando donde podia recuperar dicha obra, para lo cual su ayuda seria fundamental, ya que usted conoce a mucha gente del entorno de D. Julio. Sin más le adradezco su atención esperando su respuesta. Gracias.

1:01 a. m.  

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