domingo, enero 15, 2006

Frases populares II 17/12/2001

FRASES POPULARES I I

Hace poco me refería a algunas frases muy populares que solemos decir a menudo y que muchas personas no tenemos ni idea de su procedencia. Desde hace bastante tiempo, mas bien años, he tenido la curiosidad o la paciencia de ir recopilando algunas que por su originalidad me llamaban la atención. Cuando era un niño en Melilla, mucha gente mayor procedente de Málaga cantaban unas coplas antiguas que solían ser las de sus pueblos y las palabras, aparentemente no parecían de grueso calibre soez. Hay otras que ya se difuminaron con el tiempo y dieron paso a las que parecen ladridos como: “guau, que bueno es este disco”, como si el disco se comiera o “esta muy guay”, que mas o menos es lo mismo. También las que le hacemos la pelota a los ingleses con el “okey”, en vez de decir: “vale” o “wc” en vez de retrete y muchos otros que se ven en cualquier local de cualquier ciudad.
A veces cuando uno coge un libro y lleva varias páginas de lectura tranquila y de pronto salta una palabra o una frase que te recuerda otra de hace muchos años; a mi me ocurre a menudo. Hace varios días, ojeando algunas obras de teatro de Lorca me llamó la atención una muy cortita que se titula: “Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín”. El nombre tan repipi de Don Perlimplín rimando con jardín me llevaba a mi niñez cuando escuchaba a una señora, un poco descocada y casi anciana, que siempre recitaba unos versos preciosos. Son del Capitán General de los Poetas; “qué lástima que éstos se lo cargaran”, decía. Uno de aquéllos poemas decía: “¡ay amor, amor!/ entre mis muslos cerrados/ nada como un pez el sol /”. Esto lo dice Belinda para trajinarse al solterón y tontorrón Don Perlimplín, que al final de tonto no tiene nada, solo enamorado.
El marido de ésta señora era de Málaga y los estribillos que canturreaba a menudo a veces parece que los oigo cuando los leo en cualquier libro o que las dicen mucha gente mayor de ésta ciudad, como mi vecino Rafael y un pensionista asiduo a la biblioteca municipal. Éste hombre hablaba siempre rociando saliva a diestro y siniestro y siempre con tropos. Decía que era su manera de hablar pero lo que de verdad era un chocarrero y un guasón. Hay una que también la rescaté para mi colección particular; lo digo con toda la modestia del mundo y si me lo permiten de vez en cuando intentaré plasmarlas en las páginas de éste diario; de verdad que son simpáticas y refrescantes, a pesar de los años que tienen.
Siempre creí que solo las naranjas cachorreñas, como las llaman aquí, las que crecen en los paseos de las ciudades, tenían la prerrogativa de llamarse así pero cuando mi amigo el de la biblioteca me lo rectificó y me indicó que leyera el diccionario vería que también son unas sopas que se toman en Andalucía, mas bien en el campo, y claro me vino a la memoria la canción popular que escuchaba a aquél matrimonio que decía así: “Cachorreña (sopa caliente) se perdió/ el gazpacho la anda buscando/ ¿Dónde la vino a encontrá ? / En casa del ajo blanco, / pariente de la ensalá / ”. Quién no ha probado el ajoblanco en Melilla o el gazpacho andaluz. Existe un soneto dedicado al gazpacho que dice: “Se machacan de un ajo cuatro dientes/ con sal, miga de pan, huevo y tomate/ y en aceite de oliva bien se bate,/ majado con los ritmos convenientes.” No me digan que no tenía gracia la persona que le dio la idea de sacarle un soneto al gazpacho.
Hay otra copla de un pueblecito de la serranía de Ronda que se la cantan a las mocitas un poco serias y estiradas que no desean que les canten serenatas nocturnas o que no quiera que el pretendiente le da la lata debajo de su ventana: “ La niña que está dormía/ y la guitarra la llama/ se despierta esaboría/ dando vueltas por la cama/ como una loca perdía” /. Otra canción que se puede escuchar por esos lares es : “Una niña fue a lavar/ a los grifos del molino/ vino el agua por detrás / y le regó el cebollino ”.
La imaginación de éste hombre hacía que de las sombras que reflejaban sus manos, aparentemente viéramos los niños en la pared blanca de su casa historias de tortugas que corrían como los lagartos y de naranjas que se casaban con manzanas; los mas pequeñillos, les rogaban que les leyese, sin libro alguno, algo en la pared blanca.
Un día, cuando el era un anciano de boina y bastón y algunos moceábamos, nos explicaba como anécdota lo que le ocurrió a Federico García Lorca en una tertulia en Barcelona en 1926 cuando un tertuliano, catalán, como si fuese extranjero, por el deje granadino del poeta, ya que por aquéllos años de dictadura de Primo de Rivera el catalanismo era feroz, separatista e intransigente, le preguntó: “¿De donde es usted joven ”. Lorca que de tonto no tenía un pelo, con su brazo alzado y con la solemnidad que ponía él en los casos serios le contestó: “ Soy, .... del Reino de Granada”. Esto lo explicaba cuando en España empezaba a nacer la democracia y las autonomías se estaban formando con el consenso de todos los españoles.


Juan J. Aranda
Málaga 17 Diciembre 2001



Publicado en “Melilla Hoy” el 10 de enero de 2002