domingo, enero 15, 2006

A Noelia y Carlos 21/11/2001

A NOELIA Y CARLOS

Todo lo que es nacido del dolor siempre busca una puerta por donde se va al origen de la tristeza. Los jóvenes padres melillenses, Noelia y Carlos, que se unieron, con todo el amor y el cariño a la vida del matrimonio hace mas de un año, desgraciadamente han tenido que enfrentarse a la muerte de sus dos hijas gemelas. Una vino al mundo cuando ya su pequeña alma estaba en un lugar preferente del Limbo con el ángel de los niños. Y su hermana, no pudiendo aguantar su soledad en un vientre extraño lleno de cables, se reunió con ella al día siguiente. A los padres se les reflejaban en sus ojos dos inmensos sentimientos con toda la nobleza y amor esperanzador hacia esos pequeños cuerpos que pensaban llenarlos de su amor.
El cariño o el amor puede ser algo que nos impida hundirnos en alguna depresión o también que nos ahogue. Se, por la fortaleza de sus espíritus, que el recuerdo de sus dos hijas les impedirán hundirse en alguna depresión.
Yo creo que en la juventud de éstos padres existe el elemento formidable del optimismo. El instinto es pasajero y aunque venga una racha de mala suerte continua, ellos, me consta que van por el recto y estrecho sendero del bien aunque ahora sus sentimientos sean pasionales que les consumen y atormentan. Me refiero a lo precipitado de su desplazamiento para que atendieran a Noelia en el hospital materno infantil de Málaga. No se que pudo pasar para ese precipitado viaje en avión desde Melilla a Málaga, si a algún médico se le olvidó algo del señor Hipócrates, aquél griego, padre de la medicina que consideró la enfermedad desde un punto de vista humano, desprovista del factor religioso (yo digo también en lo económico) y estimándola como un proceso natural contra el cual el médico ha de luchar, .....”mi único fin será cuidar y curar a los enfermos, responder a su confianza y evitar hasta la sospecha de haber abusado de ella (de la confianza se refería)....”. O bien que la joven madre traía un embarazo complicado y huelga todo lo dicho anteriormente. Pero yo, como mucha gente, me pregunto: ¿Cómo se produjo el fatal desenlace de la muerte del primer bebé dentro del vientre de la madre?. ¿Es que el responsable de que llevara a buen término su gestación no se dio cuenta de cómo venía el parto?. ¿Cómo es que no la enviaron antes a éste hospital, puntero en Europa, con tantos adelantos para éstos casos de los que carece el comarcal de Melilla ?.
A los padres, huérfanos de sus hijas; también los padres, debido a lo espantoso del desenlace suelen quedar huérfanos si les faltan sus hijos, les gustaría que le dieran una respuesta coherente y con unas palabras llanas y claras pero sin ningún tecnicismo. Eso es lo que me comentaba mi sobrino, Carlos Madrid, el padre de las criaturas. Yo quiero creer que el responsable les dará toda clase de explicaciones y además les consolará y abrazará por la pérdida de esos dos seres que han perdido nada mas empezar sus carreras por la vida.
Dos futuras melillenses nacieron en Málaga y se han quedado en la ciudad de sus antepasados para siempre. Que ese ángel de los bebés los tenga a su lado iluminando a sus padres para la eternidad.
Reciban un cordial saludo desde ésta orilla malagueña.

Juan J. Aranda
Málaga 21 Noviembre 2001
Publicado en “Melilla Hoy” el 18 de Diciembre de 2001