domingo, enero 15, 2006

A los gamberros rompegrifos 13/11/2001

A LOS GAMBERROS ROMPEGRIFOS

Leo en la contraportada del sábado 3 de Noviembre donde “Los melillenses nos dicen” que Rafael Hernández, el Consejero de Medio Ambiente, llama a la “conciencia ciudadana para que dejen de romper los grifos de las fuentes o que se los lleven dejando salir el agua hasta que alguien de aviso para que arreglen el desaguisado, siendo el coste importante, no solo porque cada grifo cuesta 3000 ptas. (¿tanto cuesta un grifo si son comprados en cantidad ),sino también porque se desperdicia mucho agua, algo que Melilla no anda muy sobrada”. A mi me parece, solo me parece o me da la impresión, que éste señor le está regañando a unos niños para que dejen de hacer travesuras: “anda nene, vete de aquí que te vas a hacer daño con ese grifo”, y debe saber que los que rompen los grifos de las fuentes y arrasan el mobiliario público son unos “niños” con pelos en las patas, como decía mi tía Virginia, que tienen la bolsa escrotal tan desarrollada como un adulto cualquiera.
Panchito, hijo de una señora que llevaba un gran moño como peinado que vivía en Ataque Seco, era un tío que cuando se enteraba de que alguien había hecho algo feo decía que la madre debía haber cerrado las “patas” cuando lo parió. Panchito tenía también un hermano, sobón de niñas, un pelín depravado y con muy mala leche que tocaba el violín por los bares de Melilla. A éste le llamaban Sarasate porque tocaba, muy malamente, el instrumento del virtuoso navarro. La gente decía que las trompas de Eustaquio las tenía en estado de letargo, vamos, que además era sordo el tío; sin comprender cómo podía tocar ese instrumento tan melodioso. Un viejo de la calle de Castellón le llamaba “Rascatripas”. El único sordo virtuosos conocido fue Beethoven, pero como comprenderán no vamos a comparar. Yo pienso que no hay que ser tan drástico como Panchito remitiéndome nuevamente al juez de Granada que impuso una ejemplar condena a un chaval que era analfabeto en aprender las cuatro reglas y a leer y a escribir. Si la policía, cuando cogiera a alguno de estos angelitos, un juez pudiera imponerles la pena de arreglar y reponer todo lo destrozado por ellos y sin percibir ni un centavo de euro (hay que ponerse al día en el tema euro) el Consejero de Medio Ambiente se pondría mas contento que unas Pascuas y la imagen tan tristona, con esas gafas de maestro antiguo que suele dar en todas las fotografías, algo le cambiaría, ¿ o no.
La palabra conciencia como tiene varias acepciones me voy a referir a la del sentimiento por el cual aprecia el hombre sus acciones, como es la práctica de oír o escuchar la voz de su conciencia. El sentimiento como todo el mundo sabe es el conocimiento de la tristeza, la pena, la alegría, el amor y ¡ojo!, también de la perversidad. Ser perverso es lo mismo que ser depravado y ahí es donde entra lo diabólico. Esto último es lo que practican los salvajes con toda atrocidad; mi respeto y mi cariño a los salvajes que viven en las tribus en estado primitivo. Yo, que a veces soy un poco incauto, me imagino cosas tan inverosímiles como que ésta gente pueda estar leyendo éste periódico ahora mismo y que su cerebro se vuelva como un calcetín y le dicte cosas tan escabrosas, para ellos claro, como trabajar en bien de la comunidad en vez de pensar en lo mal que lo están haciendo. Pero qué iluso eres Juanito, como diría mi abuela. Bueno también, sin ser gilipollas, de ilusión vivimos algunas personas. Ésta gente les pasa como a los cojos, (mis respetos y cariño hacia ellos) que nunca se les olvidan sus muletas. Me refiero a que jamás se les olvida de soplarle a la cuchara cuando el bandido de su estómago le pide que le eche comida.
La fuente que ilustra la queja, la existente en la cuesta del cementerio, alguien estará de acuerdo en que mas bien parece un abrevadero para animales de cuatro patas que una fuente pública normal y corriente. Y además está a bastante distancia de cualquier vivienda a merced del desaprensivo que desee llevarse un grifo; con solo una llave de las llamadas de grifa (no de la que se fuma) lo tiene en cinco minutos, porque por lo que se puede ver éstos son grifos, mas bien domésticos y no de esos “pollúos” de una pieza que para quitarlos tendrían que hacerlo a fuerza de martillazos o con una gran llave pesada. En fin algo deberá hacer el responsable de los grifos de las fuentes y mobiliario público para que no se los manguen o los destrocen.
“Qué edad mas llena de divino encanto/ aquélla en que mi madre me dormía/ al blando arrullo de su dulce canto”. Éstos versos los escribió Arturo Reyes siendo joven recordando a su madre a pesar de que lo abandonó siendo un niño pequeño. No sé si habrá algún símil con respecto a las madres de los destrozones, por si acaso yo, con el permiso de Arturo Reyes, se los dedico en vez de decirles una picardía gorda. Así queda mas fino y no les picará las manos, como mucha gente dice, a sus respectivas madres si son mentadas sin culpa ni razón.
Reciban un saludo


Juan J. Aranda
Málaga 13 Noviembre 2001





Publicado en “Melilla Hoy” el 9 de Diciembre de 2001